Feliz solsticio de invierno

El fútbol es la ópera del pueblo. Para opio ya tenemos las curiosas celebraciones desarrolladas alrededor del solsticio de invierno: el nacimiento de un niño de madre virgen en la Palestina ocupada por los romanos de hace más o menos unos 2000 años. Después de sobrevivir a la matanza de los inocentes ordenada por Herodes (de ahí viene el te jodes como dijo Herodes), se convirtió en estrella mediática, coqueteó con el sado y acabó resucitando después de una mala noche. Desde luego, el tío se hizo querer: a ver quien no querría tener un coleguita capaz de convertir el agua en vino. Antes de ascender al reino de los cielos, aún tuvo tiempo de recomendar a la Humanidad que se pasara al menos una vez al año por El Corte Inglés y se dejara ahí el sueldo de un par de meses. Estamos hablando de una historia con una verosimilitud a la altura de Dumbo o Chewbacca, pero de indiscutible éxito.

Para compensar la religiosidad propia de estos días, tenemos un partido totalmente laico: Dios no juega en Getafe por acumulación de tarjetas amarillas. Una de ellas, cabe recordarlo, por quitarse la camiseta después de hacer un gol a la ronaldinha. Tampoco el arcángel Deco estará allí, por las mismas razones. Mal se habrán portado los paganos madrileños del sur, de tanto carbón que les traerán los Reyes Magos: dudo que les rebajen el precio de la entrada a pesar de tan divinas ausencias. ¿qué culpa tendrán los niños getafeños? Los mayores, más resultadistas, estarán más contentos. El gran Bernd Schuster tiene un equipo sin estrellas de Belén pero muy compacto y competitivo. Bueno y barato, mucho mérito para un equipo humilde que pelea más que dignamente en La Liga. Menos dignos estuvieron sus aficionados el año pasado con sus insultos racistas a Eto'o, pero no hay que ser malpensados: lo insultaban por ser bueno y del Barça, no por ser negro. ¿Les traerá este año Baltasar un saco de goles?

Getafe - FCB. Domingo 7, 17:00. El fan pel bar.