El discurso del método

Noam Chomsky es un tipo conocido por ser de los pocos yankies que la toca, un follonero de la política americana que, por tender al anarquismo socialista, tiene tantos enemigos en Estados Unidos como simpatizantes en Europa. Sin embargo, hizo grandes aportaciones en su vida académica -el pájaro es Catedrático Emérito en el Massachusetts Institute of Technology- en los campos de linguística y psicología. Una de sus mayores contribuciones viene a decir que cuando nacemos nuestro cerebro no es como un hoja totalmente en blanco, sino que tiene unas estructuras que nos impulsan a usar el lenguaje para comunicarnos. Así, los niños no tienen que aprender que es bueno ponerle nombre a las cosas, sino que es un mecanismo propio del funcionamiento del proceso cognitivo. Vamos, que la hoja en blanco tiene renglones.

Interesante concepto: venimos preprogramados. Desde luego, para los culés esto no es ninguna sorpresa. El culé ya sabe al nacer que, sea sosi o patitzant, ha venido a sufrir y a practicar el pesimismo sociológico. El ai que patirem, el pasar del burruuuuuu a la felación, el tots son molt bons fins que arriben aquí i se'ls hi mulla la pólvora... el Camp Nou es un crisol de botellas medio vacías, complejos de todo tipo y puros habanos.

Pep Guardiola ha venido a explicarnos que el sistema operativo de Jordi Culell puede actualizarse. ¿Qué teníamos enfrente? Un adversario que lo justificaba todo, lo bueno y lo malo. El Equipo de España, el de las 9 copas de Europa, el patrimonio nacionalista español, el favorecido por los árbitros, el que siempre marca en el último minuto, el gen ganador, o en versión más castiza del tontaco de Roncero, "bemoles y españolía". Guardiola ha indicado la respuesta: el discurso del método. A través de palabras como esfuerzo, persistencia o solidaridad, ha construido un equipo capaz de ganar cinco copas seguidas (seis si contamos el 2-6) y de demostrar que al fútbol no se juega ni con los pies ni con los huevos, sino con la cabeza.

El rival que ahora tenemos no es el que era. Acusarlos de ser el equipo del gobierno ya no es válido, y acusarlos de franquistas está florido. El rival actual se explica mucho mejor a través de Florentino Pérez y Cristiano Ronaldo. El poder del dinero y la chulería ensimismada. Lo que el Barça hizo el año pasado agujereó el Matrix futbolístico, rompió los patrones establecidos y dijo que es el nuevo Rey del Fútbol. Ahí entró FP con una fuerza nunca vista en forma de fichajes mediáticos y una maquinaria propagandística de no te menees. Todo para preservar la preprogramación de Jordi Culell, y de paso arruinar los suficiente al Club con el dinero de los demás para hacerlo Sociedad Anónima, comprarlo y montar una Liga Europea en plan NBA. Así, el Real Madrid se regenera como símbolo del poder duro y sigue demostrando que, como rival, no tiene rival.

La novedad es que hoy estamos en disposición de cambiar la preprogramación de los nuevos culés. La gente que ha crecido viendo ganar más y mejor al Barça que al Madrid, que no tiene el pesimismo endémico del culé del puro y que ni siquiera lo entiende, lo tiene más claro. Ni rastro del ai ai ai, ni rastro de prepotencia cristiana. La respuesta es el método. Fútbol rápido, asociativo y estético. Esfuerzo, técnica y determinación para mandar a todos esos florentinos, ronaldos, relaños y ronceros donde merecen estar: instalados en el más absoluto de los ridículos.

Cristiano Ronaldo ya entrena. El domingo tiene un bukkake.

FC Barcelona - Real Madrid CF. Diumenge a les 19:00, als millors bars.
Partit de puntuació doble.